No resulta en absoluto extraño que un usuario acabe defraudado por el producto que ha contratado. Esto llevado al terreno de los depósitos y los productos de ahorro en general ha derivado en episodios que todos conocemos como el de las tristemente famosas preferentes. En un momento como el actual conviene más que nunca mantener las alertas a la hora de la contratación de cualquier producto, incluido por supuesto un depósito bancario.
¿Por qué contratar depósitos con una rentabilidad como la actual?
Sigue existiendo un terreno abonado para la mala contratación de depósitos (o la mala venta tal vez sería más apropiado) en el que por un lado la banca sigue buscando liquidez, la rentabilidad es baja, el precio del dinero no ayuda y una escasa cultura financiera a nivel usuario dan como resultado un panorama en el que acertar en la contratación puede parecer más una lotería que una elección de producto, algo que en un producto garantizado no debiera darse nunca lógicamente.
La información es la mejor amiga del ahorrador a la hora de elegir productos. Sin embargo, cuando esa información proviene de una relación comercial con la entidad financiera en cuestión, aceptar como dogma de fe el mensaje comercial que se nos expone es el comienzo de muchas posibilidades para un error al elegir.
Descubre en este post cómo elegir un buen depósito
Estas serían cuatro reglas muy básicas en la negociación a la hora de contratar un depósito.
Esta y no otra es la cantidad para la imposición
Es muy frecuente que cuando nos encontramos negociando la contratación de un depósito se nos sugiera aumentar las cantidades. En este sentido y por muy de color rosa que se nos pinte la situación, debemos siempre exigir conocer el importe mínimo y máximo que permite el depósito, y, por supuesto, aportar aquello que realmente consideremos que deseamos aportar; ni un euro más.
¿Cómo se apellida su rentabilidad?
Los porcentajes de rentabilidad deben llevar apellido durante la negociación, esto es básico. Si se nos ofrece un 1% no podemos aceptar esa falta de apellido, ¿el motivo? La diferencia entre por ejemplo un 1% TIN o un 1% TAE. Esto se acentúa más y por tanto requiere más atención en los productos a largo plazo, pero no por ello debe ser descuidado en los productos a corto.
Huyendo de los productos que son cómo…
Este es uno de los grandes peligros que corremos si dudamos a la hora de la contratación. Generalmente cuando se nos ofrezca un producto que es como un depósito, en el mejor de los casos se nos estará proponiendo fondos de inversión garantizados o bonos, propuestas que efectivamente pueden ser interesantes pero que quedan fuera de la cobertura del Fondo de Garantía de Depósitos. Los resultados del peor de los casos en estas situaciones son patentes simplemente tirando de hemeroteca y viendo los estragos de la mala praxis en la comercialización de productos no adecuados a los perfiles de usuario.
Cuidado con la cuenta asociada
Los depósitos bancarios devengan los intereses en cuentas asociadas. Esto no supone en principio un problema, pero, si estamos tratando con una nueva entidad y por tanto hablamos de una apertura de una cuenta nueva debemos prestar una atención especial a los gastos que dicha cuenta puede llegar a generar; en un contexto de rentabilidad tan baja para los depósitos estos gastos pueden marcar la diferencia entre un producto fracasado o no.
Qué tipo de depósito me interesa mas
Esta es la primera pregunta que debemos hacernos. Es cierto que no existe una gama tan amplia de modelos diferentes, ya que la principal diferencia, como veremos después, estriba en el plazo. Pero dentro del mercado encontraremos ofertas de depositos variados, no siempre ligados a un modelo de rentabilidad concreta, que pueden ser una alternativa a tener en cuenta.
Desde los depósitos estructurados hasta los depósitos en especie, la oferta permite al usuario valorar realmente qué puede resultar más atractivo en cada momento, por ello, Deberemos en primer lugar definir qué es lo que buscamos; no será lo mismo buscar un producto puente entre inversiones, para lo que un depósito a corto plazo puede ser muy interesante, o buscar un rendimiento concreto sobre una cantidad de dinero concreta para lo que nos puede valer incluso un depósito en especie.
Qué plazo me interesa más
Tal y como evolucionan hoy en día las rentabilidades en los depósitos casi podríamos afirmar que este es el elemento más importante. Determinar el plazo es básico ya que, como sabemos, la liquidez no es precisamente la virtud de estos productos. Debemos pues afinar siempre el periodo de tiempo en el que deseamos colocar la imposición, teniendo en cuenta las posibles necesidades de liquidez que nos puedan surgir durante ese periodo, y, teniendo cuenta también, que una cancelación anticipada del producto generalmente y sobre todo los depósitos a más plazo, puede suponer un coste elevado que hará que en absoluto haya merecido la pena la operación.
En este post realizamos una comparativa entre depósitos y cuentas remuneradas.
Cuánto dinero colocar en el depósito
Esta también es una cuestión relevante, aunque va directamente ligada con la anterior. Debiéramos siempre determinar el dinero que nos interesa colocar en el depósito. En muchas ocasiones los límites de los depósitos nos permiten jugar con las imposiciones y buscar más de una opción para obtener mejores resultados. Por ejemplo, podemos perfectamente apostar por un depósito a un plazo determinado con una cantidad concreta, pero, no apostar todo nuestro patrimonio destinado al ahorro a ese producto mientras esperamos una oferta más conveniente, o un producto que nos resulte más atractivo. En general, tal y como ocurre con la mayoría de productos de inversión y ahorro, colocar todo el dinero en una única dirección no tiene por qué ser necesariamente una buena idea.
¿Por qué contratar depósitos con una rentabilidad como la actual?
¿Vinculación sí o no?
Hoy en día algunos de los mejores depósitos se destinan a la captación de nuevo dinero por parte de las entidades. Tal y como indicábamos en el punto anterior, esto puede ser aprovechado si nos encontramos con una política de diversificación del ahorro, pero, sin embargo, En muchos casos presenta una variable a tener muy en cuenta; la vinculación.
Debemos valorar el grado de vinculación que nos exige la contratación de un depósito bienvenida, sobre todo si se encuentra ligado a otro producto como una cuenta nomina o similar. En función del límite máximo que nos permita la aportación y la rentabilidad que durante el periodo de imposición obtengamos, podemos realmente calcular si la operación resultará interesante o no, teniendo en cuenta que dependiendo del producto añadido y de sus costes efectivamente pueden no ser tan interesante a medio plazo.
Gastos y penalizaciones por cancelación
Los gastos de los depósitos no son comparables a los que generan otros productos, aún así, pueden existir y por supuesto debieran ser tenidos en cuenta en el cálculo de la posible rentabilidad, algo que siempre hay que realizar independientemente de la presencia o no de estos gastos. También, por supuesto, debemos tener en cuenta los gastos de cancelación antes de contratar un producto de ahorro, en este caso un depósito. El motivo es realmente simple, la diferencia de ofertas entre entidades puede llevar a que un producto en el mismo rango de plazo que imposición presente menor comisión de cancelación que otro; obviamente no deseamos cancelar el producto, pero en caso de necesidad siempre será mejor haber optado por aquella opción que menor coste presente.