Cuatro reglas básicas al contratar un depósito

No resulta en absoluto extraño que un usuario acabe defraudado por el producto que ha contratado. Esto llevado al terreno de los depósitos y los productos de ahorro en general ha derivado en episodios que todos conocemos como el de las tristemente famosas preferentes. En un momento como el actual conviene más que nunca mantener las alertas a la hora de la contratación de cualquier producto, incluido por supuesto un depósito bancario.

Sigue existiendo un terreno abonado para la mala contratación de depósitos (o la mala venta tal vez sería más apropiado) en el que por un lado la banca sigue buscando liquidez, la rentabilidad es baja, el precio del dinero no ayuda y una escasa cultura financiera a nivel usuario dan como resultado un panorama en el que acertar en la contratación puede parecer más una lotería que una elección de producto, algo que en un producto garantizado no debiera darse nunca lógicamente.

Contratar un depósito
Cuatro reglas básicas al contratar un depósito

La información es la mejor amiga del ahorrador a la hora de elegir productos. Sin embargo, cuando esa información proviene de una relación comercial con la entidad financiera en cuestión, aceptar como dogma de fe el mensaje comercial que se nos expone es el comienzo de muchas posibilidades para un error al elegir.

En un momento como el actual, con una rentabilidad tan reducida, la atención a lo que contratamos es simplemente fundamental. Siempre lo ha sido, pero hoy en día con más razón ya que las diferencias más ínfimas entre un producto y otro pueden acabar representando la diferencia, obviamente muy importante, entre una buena rentabilidad y contratar un depósito poco rentable.

Estas serían cuatro reglas muy básicas en la negociación a la hora de contratar un depósito.

Esta y no otra es la cantidad para la imposición

Es muy frecuente que cuando nos encontramos negociando la contratación de un depósito se nos sugiera aumentar las cantidades. En este sentido y por muy de color rosa que se nos pinte la situación, debemos siempre exigir conocer el importe mínimo y máximo que permite el depósito, y, por supuesto, aportar aquello que realmente consideremos que deseamos aportar; ni un euro más.

Aquí debemos tener en cuenta que, cada vez en mayor medida, las entidades financieras han ajustado la exigencia de aportación a los depósitos, y no siempre las mejores ofertas van relacionadas con elevadas imposiciones. No obstante debemos entender que en algunos casos estas exigencias si van a determinar el tipo de producto al que nos enfrentemos.

Clavea al contratar un depósito¿Cómo se apellida su rentabilidad?

Los porcentajes de rentabilidad deben llevar apellido durante la negociación, esto es básico. Si se nos ofrece un 2% no podemos aceptar esa falta de apellido, ¿el motivo? La diferencia entre por ejemplo un 2% TIN o un 2% TAE. Esto se acentúa más y por tanto requiere más atención en los productos a largo plazo, pero no por ello debe ser descuidado en los productos a corto.

No es cuestión de ponerse quisquillosos, pero, obviamente las diferencias son notables y más en un escenario de rentabilidades bajas como el actual. En cualquier caso la gran mayoría de veces vamos a poder visualizar de manera muy rápida la propuesta de la entidad que sea, ya que, generalmente se especifica de manera clara… no obstante, deben seguir siendo siempre un elemento de atención importante.

Huyendo de los productos que son cómo…

Este es uno de los grandes peligros que corremos si dudamos a la hora de la contratación. Generalmente cuando se nos ofrezca un producto que es como un depósito, en el mejor de los casos se nos estará proponiendo fondos de inversión garantizados o bonos, propuestas que efectivamente pueden ser interesantes pero que quedan fuera de la cobertura del Fondo de Garantía de Depósitos. Los resultados del peor de los casos en estas situaciones son patentes simplemente tirando de hemeroteca y viendo los estragos de la mala praxis en la comercialización de productos no adecuados a los perfiles de usuario.

Las ofertas imposibles y los chollos mal intencionados no sólo aparecen en época de bonanza económica. El hecho de la escasa rentabilidad de los productos garantizados, ya instalada desde hace un par de años, viene a traer consigo la oferta dudosa cuando no directamente la oferta poco realista, que trata de atraer a un usuario desencantado de la rentabilidad de las imposiciones a plazo fijo. Aquí la regla es elemental: no existen los productos financieros milagro.

Revisar las cuentas asociadas a depósitosCuidado con la cuenta asociada

Los depósitos bancarios devengan los intereses en cuentas asociadas. Esto no supone en principio un problema, pero, si estamos tratando con una nueva entidad y por tanto hablamos de una apertura de una cuenta nueva debemos prestar una atención especial a los gastos que dicha cuenta puede llegar a generar; en un contexto de rentabilidad tan baja para los depósitos estos gastos pueden marcar la diferencia entre un producto fracasado o no.

No obstante, es cierto, que los gastos asociados también han disminuido proporcionalmente. Hoy por hoy resulta muy complicado encontrar una cuenta asociada a productos de ahorro de inversión vinculados en la que la entidad cargue comisiones de mantenimiento sobre la cuenta. Pero esto es un beneficio, una ventaja añadida para el usuario y no siempre tiene por qué aparecer de serie. Por tanto revisar las condiciones particulares de las cuentas asociadas, como indicábamos, es un imperativo.

La información siempre es la clave

Desde luego si existe una clave básica de todos los productos financieros, es la de manejar el mayor volumen de información posible, tanto relativa al producto como a lo que puede influir en este punto.

Por ello te puede resultar útil por ejemplo consultar este post sobre los mejores depósitos o también este artículo sobre los mejores depósitos para pequeñas aportaciones, algo que muchos usuarios echan de menos en estos productos.

¿Por qué contratar depósitos con una rentabilidad como la actual?

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